"¿Por
qué, oh Señor, te mantienes alejado, Y te escondes en tiempos de tribulación?
" Salmo 10:1
¿Por qué,
oh SEÑOR, te mantienes alejado? La presencia de Dios es el gozo de su pueblo,
pero la sospecha de su ausencia es desconcertante sin medida. Por tanto,
recordemos que el SEÑOR está cerca de nosotros. El orífice no está nunca lejos
de la boca del horno cuando tiene el oro en el fuego, y el Hijo de Dios siempre
está andando en medio de las llamas cuando sus hijos son echados en ellas.
¿Por qué
te escondes en el tiempo de la tribulación? No es la tribulación, sino el que
nuestro Padre parece esconder su faz, lo que nos hiere. Si necesitamos
respuesta a la pregunta «¿Por qué te escondes?» la respuesta la hallaremos en
el hecho de que hay una necesidad no sólo para la prueba, sino para la pesadez
del corazón bajo la prueba:Es necesario que a través de muchas tribulaciones
entremos en el reino de Dios. Hechos 14:22 pero, ¿cómo puede ser así si el
SEÑOR debería brillar sobre nosotros cuando nos está afligiendo? Si el padre
consuela a su hijo cuando le está corrigiendo, ¿de qué serviría la disciplina?
Un rostro sonriente y la vara no son compañeros apropiados. Dios desnuda la
espalda para que el golpe se sienta más; porque es sólo la aflicción sentida la
que se convierte en aflicción bendita.
Si
fuéramos llevados en brazos por Dios al pasar cada corriente, ¿dónde estaría la
prueba, dónde la experiencia que la tribulación tiene por objeto enseñarnos? Si
el SEÑOR no se escondiera, no sería tiempo de tribulación en absoluto. Lo mismo
podrías inquirir por qué el sol no brilla de noche, cuando es seguro que no
habría noche si lo hiciera. C. H. S.
«El
tiempo de la tribulación» debería ser tiempo de confianza; el tener fijo el
corazón en Dios, debería prevenir los temores del corazón. «Confiando en el
SEÑOR, su corazón es establecido; no temerá.» De otra manera, sin ello,
seríamos como la llama de una vela, como una veleta; movidos por cada ráfaga de
malas noticias, nuestras esperanzas se hundiran o flotarán según las noticias
que escuchemos. La falta de Fe sólo impide a Dios que nos muestre su poder. -
Stephen Charnock
El SEÑOR
es nuestra ayuda segura en la tribulación. Pero Él permite que los problemas
nos persigan, como si fuera indiferente a su abrumadora presión, para que
agotemos nuestros recursos y descubramos el tesoro que encierra la oscuridad, y
las riquezas valiosas de la tribulación. Podemos tener la seguridad de que el
SEÑOR quien permite la tribulación, toma parte con nosotros en ella. Puede ser
que solamente podamos ver Su mano cuando la prueba está desapareciendo; pero
debemos atrevernos a creer que Él jamás abandona en el crisol.
Muchas
veces estamos cegados y no podemos contemplar a Aquél que ama nuestras almas.
Nos hallamos en la oscuridad y el vendaje nos ciega de tal manera que no
podemos ver la figura de nuestro Sumo Sacerdote; pero Él está allí sintiendo
profundamente todo lo que nos acontece. No confiemos en sentimentalismos, sino
tengamos fé en Su fidelidad inquebrantable, y aunque no le veamos, hablemos con
Él. Cuando hablamos directamente con el SEÑOR como si estuviese presente,
aunque Su presencia está oculta, no obstante oímos una voz que nos responde y
nos muestra que Él está en la sombra velando por lo Suyo.
Tu Padre
se halla tan cerca de ti cuando viajas por un túnel oscuro, como cuando viajas
a la luz del día bajo el cielo. Confía que el SEÑOR está contigo mientras pasas
por la oscuridad del túnel, y además sabiendo que los túneles de Dios nos
llevan más cerca de Él y a nuestro hogar celestial. -Charles Cowman