Mantén tus ojos fijos en Jesús
"Tus ojos miren lo recto, y tus párpados
miren lo que está delante de ti". Proverbios 4:25
Mira solo a Jesús. Algunos hombres no
ven bien, ni sus párpados miran al frente, pues miran atrás y viven en
retrospectiva. Pero la Biblia nos
llama a olvidar lo que queda atrás y avanzar hacia algo mejor y más elevado.
¡Mira hacia adelante! Mira dónde está la cruz. Corre hacia allá. Que tus ojos
estén puestos en el sacrificio
de Cristo, quien con su Sangre preciosa borró tu pasado.
Pedro clamó: "Señor,
ordena que yo vaya hasta ti sobre el agua" (Mateo
14:28-29). Mientras mantuvo la vista en su Maestro pudo caminar sobre las olas,
pero al mirar el viento y el mar, comenzó a hundirse. Así también nosotros: si
dejamos que nuestros ojos miren lo recto y lo que está delante de nosotros,
podremos caminar por las aguas de la vida hasta llegar seguros a la orilla eterna.
No busques guía en los hombres, busca a Cristo. Nuestra fe no se
sostiene en lo que otros dicen, sino en lo que declara la Palabra de Dios. En
Hebreos 4:14 se nos recuerda que Jesús es el único Apóstol y Sumo Sacerdote de
nuestra fe: sigamos su guía perfecta. Él, quien nos compró con Su Sangre, sigue
diciendo: "Sígueme".
La Biblia nos
enseña: "Busca primero
el reino de Dios y su justicia". No busques a Cristo por ganancia o
reputación, sino por amor. Pablo declaró: "Por amor a Él he desechado todo lo demás y lo
considero basura, a fin de ganar a Cristo" (Filipenses
3:8). Mantén tus ojos fijos en Jesús y avanza en obediencia incondicional.
La fe viene por oír la Palabra de Dios (Romanos 10:17).
Medita en Jesús hasta que tu fe se afirme en Él. Si lo buscas de corazón, lo
encontrarás. Entonces, en medio de la niebla y de la prueba, verás al Señor de la gracia que
dice: "Miren a mí y
sean salvos, todos los confines de la tierra, porque yo soy Dios y no hay más" (Isaías
45:22).
Deja que el Espíritu
Santo alinee tu mirada con la de Cristo. Que tus ojos
miren lo recto, y tus párpados se enfoquen en el Señor Jesús. – C. Spurgeon
🙏 Oración: SEÑOR
Jesús, fija mis ojos en Ti y no permitas que mire atrás. Líbrame de distraerme
con el temor, el orgullo o el mundo. Enséñame a caminar en fe, mirando siempre
tu cruz y siguiendo tu voz con obediencia.