"La oración que abre puertas: hablar con el Rey del Cielo antes que con
los hombres"
El rey me preguntó:
¿Qué es lo que pides? Entonces oré al Dios de los cielos. Nehemías 2:4
Comienza con una
pregunta directa del rey: "¿Qué quieres que haga?". Antes de
responderle al rey de Persia, Nehemías necesitaba hablar brevemente con el Rey
del Cielo. Entre la pregunta y la respuesta, hubo tiempo suficiente para enviar
una oración silenciosa al cielo para obtener la guía de Dios,
la sabiduría divina y formular su respuesta al rey. Vemos aquí
que no es la longitud de la oración, sino la fe y el fervor,
dos elementos principales para el poder de la oración.
Habiendo adquirido
el hábito de no hacer nada sin consultar a Dios, Nehemías no tuvo
dificultad en actuar en consecuencia. Un deseo repentino y secreto se lanzó
hacia el cielo. "Ana le hablaba al SEÑOR desde lo más profundo de su ser,
y sus labios se movían pero su voz no se oía", 1 Samuel 1:13. Nehemías oró
de manera breve y silenciosa, en el santuario más recóndito del templo de su
propia alma. Rogó a Dios que dirigiera sus pensamientos y palabras, y que inclinara
el corazón del rey para que concediera su petición.
Podemos hacer breves,
rápidas y frecuentes oraciones como la de Nehemías. No requieren ir a
ningún lugar en particular. No se necesita altar, ni iglesia, ni lugar sagrado,
pero dondequiera que estés, puedes hacer una pequeña oración como: "¡SEÑOR
ayúdame! ¡SEÑOR sálvame!", llegará a oídos de Dios y obtendrá una bendición.
Una oración así puede ofrecerse en cualquier lugar, bajo cualquier
circunstancia. Al respecto dijo Agustín: "El que lleva consigo su propio
templo, puede ir a la oración cuando le plazca".
Las oraciones
del alma son de gran utilidad, porque puedes orar con frecuencia y
siempre. El hábito de la oración es bendito, pero el espíritu
de oración es mejor; y el espíritu de oración es la raíz de estas
exclamaciones breves pero profundas. Son oraciones muy recomendables porque
muchas veces al día podemos hablar con el SEÑOR nuestro Dios. Hay oraciones que
son solo palabrería y se hacen con el motivo corrupto de agradar a los hombres.
Pero las oraciones silenciosas que brotan del alma, con
un deseo ferviente y fe viva, son las
verdaderamente espirituales; y Dios no aceptará ninguna oración que no sea
espiritual. - Charles Spurgeon
"La oración es
un ancla segura en las tormentas; y nunca perecen los que
humildemente vuelan y se aferran a Cristo. La oración es un ungüento
para las heridas del alma; sí, no sólo sana el cuerpo y el alma, sino
también los corazones de piedra. Es buena para todo tipo de personas en todo
momento; en riqueza y aflicción, en abundancia y pobreza, en prosperidad y
adversidad, en enfermedad y salud, en guerra y paz, en juventud y vejez, en
vida y muerte, en alegría y tristeza, sí, en todas las cosas y tiempos, al
principio, en medio y al final, la oración es necesaria. Feliz es el hombre que
la usa diligentemente en todo momento." - Pilkington.
Oración
final: SEÑOR, enséñanos a elevar el corazón antes que la voz, a buscar Tu
consejo antes de actuar, y a confiar en que una sola oración sincera puede
mover Tu mano poderosa en nuestro favor.