Quedaré muy satisfecho, como el que disfruta de un banquete delicioso, y
mis labios te alabarán con alegría. Salmo 63:5
Tener comunión con Dios es uno de los principales
propósitos de la oración, por lo que el orar debería de ser nuestra prioridad principal. Una prioridad es todo aquello a lo que le damos el
primer lugar en orden de importancia, aquello que es lo más productivo y
beneficioso para nuestra vida. Si
nuestra relación con Dios es un valor y prioridad en nuestra vida, debemos orar todos los días
y buscar su rostro.
La oración por lo general es una de las disciplinas
más comúnmente descuidadas. Son pocos los cristianos que expresan
satisfacción en una vida de oración sana, enriquecida y constante. La
razón de esto la mayor parte del tiempo es un acercamiento descuidado, no
estructurado a la oración.
¿Has planeado por tu
tiempo de oración?: Cómo orar, qué orar, preparando tu corazón para la oración, la
oración que se acerca con la comprensión de a quién estas orando. Si no sabemos como orar, no podremos orar
con profundidad y tampoco podremos
desarrollar un tiempo eficaz de oración.
Recordemos que la oración es una gran tarea dada a cada creyente. No
podemos entrar ocasionalmente dentro de la presencia de Dios, por solo algunos minutos y contar con una experiencia vibrante y eficaz
de la oración. Este tipo de oración nos deja desalentados, sintiendo como una pérdida de tiempo. Todo lo útil
y valioso en nuestras vidas requieren de la regularidad, el trabajo duro, la
disciplina, el sacrificio y tiempo.
Hay cuatro elementos básicos en la oración:
Adoración
(Tito 1:16; Salmos 99:5) adorando a Dios,
reconociendo Su supremacía, reconociendo Quién es, humillándonos ante la
realidad de lo que El es.
Confesión
(Salmos 69:5, 1 Juan 1:8-9) reconociendo,
admitiendo y pidiendo el perdón por el pecado en nuestras vidas
Acción de
Gracias
(1Tesalonicenses 5:16; Salmos 26:7) -
demostrando gratitud por la bendición de Dios y la simple comprensión de
que hemos recibido todo que tenemos (1 Corintios 4:7)
Petición
(1 Juan 3:22; Santiago 4.3-4) expresando
nuestras necesidades, preguntando y creyendo que Dios concederá nuestros
pedidos
Cuando
nuestra comprensión en éstas cuatro áreas aumenta, nuestra vida de oración deja
de ser una carga (1Juan 5:3) y se hace excitante (Filipenses 1:3) fuerte
(Santiago 5:16), satisfaciendo (Hechos 10:31) parte de nuestra existencia y se
vuelve tan natural y satisfactorio como comer, beber o respirar.
Todo creyente
que haga el sacrificio necesario (Romanos 12:1-2) y persevere en la oración, transformará su tiempo de oración, de una tarea a un estilo de vida
excitante.
Dios
que estas en los Cielos, te pedimos que bendigas nuestro compromiso para pasar
tiempo contigo. Ayúdanos que la oración sea parte expectante de nuestro día. En
el nombre de Jesús, Amén.