"Bienaventurado el que tiene en ti sus fuerzas, En cuyo corazón están tus caminos". Salmo 84:5
Como seres humanos somos dados a apoyarnos en nuestras fuerzas: inteligencia, educación, fuerza de voluntad, habilidades y talentos, dinero, relaciones y alianzas, etc. El salmista, por el contrario, reconoció su incapacidad y su insuficiencia para resolver y enfrentar alguna situación difícil, riesgos y peligros. El hombre que tiene su fuerzas en Dios, no confía en sí mismo ni en el mundo para obtener fuerzas, sino que se considera temporal en este mundo, un viajero un peregrino. Para fortalecernos en Dios necesitamos depender de Dios, de sus recursos, su gracia y su poder, lo cual implica sujetarnos a Su voluntad, y andar en sus caminos, por eso el salmista concluye que, además de tener nuestras fuerzas en Dios, Sus caminos están en el corazón. Esto implica andar, vivir conforme a Su voluntad; "El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, Y tu ley(tu Palabra) está en medio de mi corazón", Salmo 40:8. "Tu voluntad no la mía". Mat.26:39
Escucha: "Bienaventurado(feliz, dichoso) el que tiene en ti sus fuerzas", la verdadera felicidad, en el sentido bíblico, encuentra que aún en temores y amargas necesidades se siente amparado junto al viviente y todopoderoso SEÑOR Jesús. Él dice: "Estas cosas les he hablado para que en mí tengan paz. En el mundo tendrán aflicción; pero confíen, yo he vencido al mundo" Juan 16:33. "Bienaventurados" aquellos que viven el gozo de la comunión con Dios. A este grupo pertenecía también David.
El creyente que tiene en el SEÑOR su fuerza, dice: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" Fil.4:13 ¿De quién se puede decir esto plenamente, sin sombra de cambio, sino del bendito Jesús? En cuyo corazón, están los caminos de su pueblo. ¡Dulce pensamiento, ver a Cristo en todas las cosas teniendo la preeminencia! Él es la fuente de nuestra fuerza. No es por nuestras propias fuerzas, para no atribuir al ego ni dar ocasión al orgullo y a la vanagloria, sino a la creciente manifestación de la vida de Cristo en nosotros. Cuando te encuentras con dificultades, temores o presiones; confía en el SEÑOR, y descubre que tus fuerzas están en Él, y que Él es quién hace la diferencia. Sea cual sea tu situación, ancla tu esperanza en Dios. Él nunca te fallará. Él te enviará Su fuerza para que enfrentes la situación que tanto temes, justo cuando más la necesitas. "Bienaventurado el que tiene en ti sus fuerzas, En cuyo corazón están tus caminos".
"Bienaventurado(feliz, dichoso) el que tiene en ti sus fuerzas". De quién se puede decir esto plenamente, sin sombra de cambio, sino del bendito Jesús, en cuyo corazón, están los caminos de su pueblo. ¡Dulce pensamiento, ver a Cristo en todas las cosas teniendo la preeminencia! Los que están ausentes de Su presencia pueden acercarse a Él, con un corazón arrepentido; "tú, oh Dios, no desprecias el corazón quebrantado y arrepentido". Salmo 51:17, pueden "venir a Él todos los que están cansados y cargados, Él los hará descansar". Mat. 11:28 Así, los valles secos y desolados pueden llenarse de manantiales de agua, haciéndolos verdes y hermosos. Cuando el corazón está bien con Dios, el desierto se convierte en un templo y las lágrimas se cambian por sonrisas. -FB Meyer