LECTURAS DE APOYO: Mateo 9.27-31 | Fil 4.19 | 1 Juan 2.6
La vida cristiana es vida de fe
En Mateo 14.22-33 vemos un buen ejemplo de cómo es posible progresar en la fe. En cierta ocasión los discípulos de Cristo navegaban en medio de una fuerte tormenta, pero el Señor se acercó a la barca y les dijo "Yo soy, no temáis". Pedro respondió diciéndole: "Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas", y el Señor dijo: "Ven". Pedro obedeció, pero "al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces diciendo: "Señor, sálvame".
El Señor accedió, pero lo reprendió diciendo: "¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?"
Notemos que la fe de Pedro necesitaba crecer, pues en realidad la fe no es un sentimiento pasajero sino la convicción o certeza absoluta de que Dios cumplirá lo que ha prometido. Por consiguiente, en la vida cristiana es preciso aprender a confiar en Él, tanto en lo que consideremos demasiado fácil como en lo que aparentemente sea imposible. Y Pedro tuvo que aprender a andar por fe.
Diez pasos para progresar en la fe
_ Enfrentar y superar la adversidad y las pruebas. Dios nos desafía a superar cualquier
obstáculo aunque todo parezca estar en contra nuestra. ¿Decidiremos darnos por vencidos o confiaremos en Él y le agradeceremos por contestar nuestras oraciones y fortalecernos?
Nuestro Padre sabe cómo fortalecernos espiritualmente y, a la vez, nos bendecirá conforme a nuestra fe, como sucedió en el caso de los dos ciegos que recibieron la vista (Mt 9.27-31).
_ Entender la naturaleza de Dios. Él es digno de confianza, así como omnipotente, omnisciente, omnipresente, santo, amoroso y misericordioso. Debemos, entonces, esforzarnos por pasar tiempo con Él a fin de conocerlo a profundidad, disfrutar de su compañía y descubrir dimensiones de su
carácter que hasta ahora desconocíamos.
_ Meditar en su Palabra. La Biblia es el combustible para nuestra fe. Si deseamos conocer lo que Dios piensa, cómo actúa y lo que puede hacer y hará, su Palabra es la fuente inagotable de sabiduría. Si meditamos diariamente en ella, nuestro Padre celestial hablará claramente a nuestra mente y corazón, nos protegerá y suplirá todo lo que nos haga falta (Fil 4.19).
_ Poner en práctica los preceptos de la Palabra de Dios. No nos será posible crecer en la fe si no aplicamos los preceptos de la Biblia. No obstante, si nos sujetamos a su voluntad, Dios nos capacitará para ser más que vencedores. Él complacerá nuestro deseo por lo que nuestra fe crecerá debido a que podremos ver su mano poderosa interviniendo en nuestras vidas.
_ Observar los caminos de Dios. Hay ocasiones en las que Dios permite que las adversidades nos ayuden a aprender a depender de Él. En otras, Él guarda silencio a fin de que nosotros ejerzamos paciencia. Al familiarizarnos con su forma de actuar, nuestra fe crecerá y tendrá perspectivas mucho más amplias.
_ Obedecer a Dios y dejar todas las consecuencias en sus manos. Creer en Dios, conforme se nos indica en Hebreos 11.6 es la expresión perfecta de la fe, pues significa que a pesar de lo que eso demande de nosotros, le obedeceremos con la plena confianza en que suceda lo que suceda Él cumplirá sus promesas. Si de todo corazón creemos en este principio y actuamos conforme a su voluntad, Él nos bendecirá abundantemente.
_ Recibir respuesta a nuestras oraciones.
Debemos orar con expectación de su contestación, con santa osadía, diligencia, persistencia y con seguridad absoluta de que nuestro Padre celestial suplirá todo lo que nos haga falta. A semejanza de cualquier padre, que se lanza a rescatar a su hijo cuando parece que va a ahogarse, Dios desea que sus hijos confíen en Él y nos tiende su mano, firme y segura cuando estamos ante algún peligro.
_ Adorar a Dios. Al cantar nuestras alabanzas al Señor tenemos la oportunidad de expresar toda nuestra confianza en Él, pues proclamamos el poder y la grandeza de nuestro Padre celestial. Recordamos, también, todas las maneras en las que Él ha demostrado su fidelidad hacia nosotros, lo cual contribuye a ratificar nuestra dependencia de Él en todo momento y circunstancia.
CONCLUSIÓN:
Dios desea que crezcamos en la fe y alcancemos todo nuestro potencial para glorificarle como Él merece. Nuestro Padre se deleita en ver que creemos en Él y dependemos de Él. Evaluemos nuestra vida y veamos si practicamos algo que no concuerda con nuestra condición como hijos de Dios y que perjudica nuestro crecimiento en la fe. Él tiene planes sorprendentes para cada uno de nosotros que no debemos perder de vista. No perdamos la oportunidad de experimentar la vida a su máxima expresión al amparo de su poder, su gracia, su bendición y su amor inagotable.
Estudio autorizado por Ministerios en Contacto. Si deseas conocer más sobre su Ministerio, puedes visitar su Sitio en Internet: https://www.encontacto.org